(c) De lógica, ética y moral VL
El capítulo XXVIII, Juegos de lenguaje en torno a la esperanza, representa una psicobiología. A. dedica los primeros párrafos a distinguir el decir del pre-decir, como razón o logos el primero y como profecía el segundo. Su problema central es la existencia, ek-sistir, salir al exterior. El sujeto ocupa el lugar central aunque no puede existir sujeto sin objeto. La existencia es presente, pasado y futuro, en términos tradicionales sin mencionar el concepto espacio tiempo, es decir la vida relacionada con un espacio tiempo caracterizado con determinadas propiedades o rasgos. Si existir es salir de algo, ese algo, tiene que ser necesariamente, el mismo espacio pero no el mismo tiempo. Si tuviéramos otro espacio tiempo, la resurrección se produciría en otro planeta u otra galaxia, lo cual, es, en teoría, falso.
Posiblemente lo que existe es una forma y dejar de existir, supone otra forma. A. escribe sobre psicología religiosa. El éxtasis, dice A., es traer el pasado o el futuro, al presente, aunque también existe el éxtasis místico, una salida de uno mismo o una entrada en sí mismo. El espíritu del sujeto se eleva por encima del objeto, de lo material, y esto representa una nueva imagen lógica de los hechos, en el sentido de Wittgenstein, un pensamiento. El por qué reescribirmos el pasado es una pregunta que se hace A. La verdad de las cosas, no está, en muchos casos, en el presente y la historia se escribe en un presente que se convierte con el tiempo en pasado. De aquí la importancia de la historia y la memoria. A. menciona a Heidegger como creador del concepto éxtasis místico relacionado con la variable tiempo.
Tenemos así, el éxtasis del pasado y el éxtasis del futuro, según A.. El pasado es memoria, el futuro es esperanza. El por qué la esperanza adquiere importancia es una buena pregunta y también lo es preguntarse qué es esperanza sin utilizar el éxtasis. La esperanza pertenece al principio del placer freudiano y no está relacionada con la salvación religiosa, sino con un principio de unidad psíquica. La esperanza según A. pertenece a la estructura antropológica del hombre. La esperanza supone aguardar o esperar, no exactamente sinónimos ya que aguardar transmite cierta seguridad como la palabra salvaguardar. Para A. la esperanza es una virtud y una necesidad. La esperanza y la utopía están relacionadas.
Cita el ejemplo del socialismo en transición hacia el comunismo, cosa utópica que los hechos, es decir, la realidad ha revelado como falso, ya que las dos ideologías están oficial y mundialmente separadas. También cita como posible, la relación entre felicidad y esperanza, aunque la primera es un punto o intersección de equilibrio y la segunda solamente atañe al sujeto, al yo psíquico. Finalmente escribe sobre esperanza y duda o mejor dicho, la relación entre des-esperar o perder la esperanza, y la duda, acudiendo al verbo alemán zweifeln, dudar y al verbo alemán verzweifeln, desesperar.
Doy por finalizada esta entrada. 19/02/2019
El capítulo XXVIII, Juegos de lenguaje en torno a la esperanza, representa una psicobiología. A. dedica los primeros párrafos a distinguir el decir del pre-decir, como razón o logos el primero y como profecía el segundo. Su problema central es la existencia, ek-sistir, salir al exterior. El sujeto ocupa el lugar central aunque no puede existir sujeto sin objeto. La existencia es presente, pasado y futuro, en términos tradicionales sin mencionar el concepto espacio tiempo, es decir la vida relacionada con un espacio tiempo caracterizado con determinadas propiedades o rasgos. Si existir es salir de algo, ese algo, tiene que ser necesariamente, el mismo espacio pero no el mismo tiempo. Si tuviéramos otro espacio tiempo, la resurrección se produciría en otro planeta u otra galaxia, lo cual, es, en teoría, falso.
Posiblemente lo que existe es una forma y dejar de existir, supone otra forma. A. escribe sobre psicología religiosa. El éxtasis, dice A., es traer el pasado o el futuro, al presente, aunque también existe el éxtasis místico, una salida de uno mismo o una entrada en sí mismo. El espíritu del sujeto se eleva por encima del objeto, de lo material, y esto representa una nueva imagen lógica de los hechos, en el sentido de Wittgenstein, un pensamiento. El por qué reescribirmos el pasado es una pregunta que se hace A. La verdad de las cosas, no está, en muchos casos, en el presente y la historia se escribe en un presente que se convierte con el tiempo en pasado. De aquí la importancia de la historia y la memoria. A. menciona a Heidegger como creador del concepto éxtasis místico relacionado con la variable tiempo.
Tenemos así, el éxtasis del pasado y el éxtasis del futuro, según A.. El pasado es memoria, el futuro es esperanza. El por qué la esperanza adquiere importancia es una buena pregunta y también lo es preguntarse qué es esperanza sin utilizar el éxtasis. La esperanza pertenece al principio del placer freudiano y no está relacionada con la salvación religiosa, sino con un principio de unidad psíquica. La esperanza según A. pertenece a la estructura antropológica del hombre. La esperanza supone aguardar o esperar, no exactamente sinónimos ya que aguardar transmite cierta seguridad como la palabra salvaguardar. Para A. la esperanza es una virtud y una necesidad. La esperanza y la utopía están relacionadas.
Cita el ejemplo del socialismo en transición hacia el comunismo, cosa utópica que los hechos, es decir, la realidad ha revelado como falso, ya que las dos ideologías están oficial y mundialmente separadas. También cita como posible, la relación entre felicidad y esperanza, aunque la primera es un punto o intersección de equilibrio y la segunda solamente atañe al sujeto, al yo psíquico. Finalmente escribe sobre esperanza y duda o mejor dicho, la relación entre des-esperar o perder la esperanza, y la duda, acudiendo al verbo alemán zweifeln, dudar y al verbo alemán verzweifeln, desesperar.
Doy por finalizada esta entrada. 19/02/2019
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