(c) De lógica, ética y moral VIL
Comenzamos la segunda sección del libro de A. que titula con moral de la vida personal y religiosa. Prosigue al mismo tiempo con el capítulo XXVII, esperanza des-prendimiento y felicidad. A. analiza el concepto felicidad. Personalmente dice A. es un nombre muy familiar que representa o distingue a una persona, un sujeto. Desde la perspectiva del objeto, la felicidad es utilidad pero un mayor número de bienes representa una utilidad marginal decreciente. La felicidad es también un estado psíquico, asociado a una despreocupación, un reconocimiento de los demás, una fama, gloria, reputación, honor, perfección, bienestar, abundancia, hedonismo...etc.
Dentro de un mundo orientado al objeto, la felicidad es bienestar y lógicamente una función de bienestar donde la utilidad de los individuos son parámetros. El bienestar social depende de la utilidad de los demás y la utilidad propia. La felicidad en este caso, no es utopía sino que es material, real, tangible y convertida en objeto de estudio, en pensamiento. Existe la economía del bienestar, lo que presupone un modelo o una forma lógica de alcanzar la felicidad, una función W=W(), donde la W indica la palabra inglesa welfare. La esperanza de felicidad, es desde la estadística, menos esperanza. Sin embargo, para A., esta forma material choca contra la clase social, la dictadura de la cotidianidad. El miedo a perder el status, el principio de unidad de clase, aleja al individuo de la felicidad. La liberación del temor de Holbach, pertenece al principio de libertad.
Para el mundo del sujeto, la felicidad es un mundo de paz, de reconciliación, armonía familiar o social. Dentro de la moral religiosa, la felicidad es un ascetismo, una mística orientada hacia el sujeto cuyo espíritu transciende y se eleva, muy distinta de la alienación religiosa.
Por todas las razones anteriores, felicidad es un término no lógico. Ninguna de las dos formas de felicidad pueden por sí mismas alcanzar la felicidad ya que la felicidad es un equilibrio entre sujeto y objeto, entre cuerpo y alma, entre espíritu y materia. Nunca el equilibrio es duradero sino cíclico, estacional, temporal. La balanza entre cuerpo y espíritu, entre objeto y sujeto, casi siempre se inclina hacia la derecha o la izquierda. La felicidad constante, el equilibrio entre objeto y sujeto, parecería a los demás una excepcionalidad, un sueño casi siempre irrealizable. Como escribe A. la felicidad es un momento, una impresión, un recuerdo del pasado.
Doy por finalizada esta entrada. 18/02/2019
Comenzamos la segunda sección del libro de A. que titula con moral de la vida personal y religiosa. Prosigue al mismo tiempo con el capítulo XXVII, esperanza des-prendimiento y felicidad. A. analiza el concepto felicidad. Personalmente dice A. es un nombre muy familiar que representa o distingue a una persona, un sujeto. Desde la perspectiva del objeto, la felicidad es utilidad pero un mayor número de bienes representa una utilidad marginal decreciente. La felicidad es también un estado psíquico, asociado a una despreocupación, un reconocimiento de los demás, una fama, gloria, reputación, honor, perfección, bienestar, abundancia, hedonismo...etc.
Dentro de un mundo orientado al objeto, la felicidad es bienestar y lógicamente una función de bienestar donde la utilidad de los individuos son parámetros. El bienestar social depende de la utilidad de los demás y la utilidad propia. La felicidad en este caso, no es utopía sino que es material, real, tangible y convertida en objeto de estudio, en pensamiento. Existe la economía del bienestar, lo que presupone un modelo o una forma lógica de alcanzar la felicidad, una función W=W(), donde la W indica la palabra inglesa welfare. La esperanza de felicidad, es desde la estadística, menos esperanza. Sin embargo, para A., esta forma material choca contra la clase social, la dictadura de la cotidianidad. El miedo a perder el status, el principio de unidad de clase, aleja al individuo de la felicidad. La liberación del temor de Holbach, pertenece al principio de libertad.
Para el mundo del sujeto, la felicidad es un mundo de paz, de reconciliación, armonía familiar o social. Dentro de la moral religiosa, la felicidad es un ascetismo, una mística orientada hacia el sujeto cuyo espíritu transciende y se eleva, muy distinta de la alienación religiosa.
Por todas las razones anteriores, felicidad es un término no lógico. Ninguna de las dos formas de felicidad pueden por sí mismas alcanzar la felicidad ya que la felicidad es un equilibrio entre sujeto y objeto, entre cuerpo y alma, entre espíritu y materia. Nunca el equilibrio es duradero sino cíclico, estacional, temporal. La balanza entre cuerpo y espíritu, entre objeto y sujeto, casi siempre se inclina hacia la derecha o la izquierda. La felicidad constante, el equilibrio entre objeto y sujeto, parecería a los demás una excepcionalidad, un sueño casi siempre irrealizable. Como escribe A. la felicidad es un momento, una impresión, un recuerdo del pasado.
Doy por finalizada esta entrada. 18/02/2019
Comentarios
Publicar un comentario