(c) De lógica, ética y moral XXXV

A. titula el capítulo XXIII con Crítica de la filosofía y la ética de la cotidianidad y de sus "salidas." Comienza escribiendo que la cotidianidad es una alienación social, colectiva. Este término tiene origen en la vida religiosa, normalmente de recogimiento, en la que el sujeto renuncia a su ego para identificarse con un ser espiritual o simplemente con Dios. En el caso de la alienación marxista, el sujeto se desvincula del objeto que fabrica y en el caso de la cotidianidad, la moral de clase, supone una renuncia al propio yo, para aceptar otro más conveniente a la sociedad. La burguesía, la cotidianidad burguesa, está orientada al objeto y el hecho de que exista un teatro o una forma de conducta impuesta, supone también que el objeto no es libremente elegido, lo que contraviene el principio de libertad o el principio de máxima utilidad.

A. intenta construir una paraguas o un armazón filosófico de su filosofía de la cotidianidad. Así nombra a Husserl, Jaspers o Heidegger. De esta forma, la cotidianidad es para Husserl un estado de cosas sin secretos, lo que parece ser es lo que es y para Jaspers, una situación. A. destaca la existencia de un espacio, de un territorio y un pragmatismo dentro de la filosofía de Heidegger para el cual conocer es una forma de ser en el mundo y el mundo, una actitud. Sin embargo, A. no menciona que una estructura, cualquier estructura, incluída la de clase, está orientada al objeto. Desconectar del mundo del objeto dentro de la estructura es poco posible y nuestra conducta, el yo burgués, es una expresión del objeto. Si el objeto no cambia, tampoco lo hará el sujeto.

Finalmente A. se pregunta indirecteamente si la cotidianidad es o no, una trivialidad, lo cual queda desmentido por una estado de cosas estructural. Dentro de la cotidianidad, reitera, existen comedias, dramas y tragedias además de la consabida competición por el cargo, la imagen y otras prebendas. La estructura representa una reiteración de elementos, unas formas repetitivas y por tanto, una ausencia de elementos distintos o especiales. La competición por el cargo no pone en peligro la estructura de clase, siempre y cuando el cargo no esté subordinado a algún principio de unidad de estado o de defensa nacional. Sin embargo, también el principio de igualdad actuará como protesta, revuelta o revolución, guiados por un sentimiento individual o colectivo.

A. propone a lo largo del libro varias soluciones para superar la tiranía de la cotidianidad. Una vida personal supone crear un espacio lógico individual, un nuevo objeto. El inicio de una aventura, representa la actuación del principio de libertad, pero esta aventura no podrá ser una repetición de la anterior dentro de la estructura, fines de semana, vacaciones, fiestas familiares...etc. por lo que existe una libertad para iniciar la aventura pero sin cambio de objetos, otro país, otra comunidad, otra zona urbana, la cotidianidad volverá inexorable. A. descarta la opción militar como forma de huir de la cotidianidad. Una excesiva programación de las actividades, una planificación militar de la vida, no supone una liberación sino todo lo contrario.

Doy por finalizada esta entrada. 05/02/2019

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