(c) De lógica, ética y moral XXVI

Los problemas de los años 80 que siguen vigentes, eran, por tanto, estructurales, existiendo actualmente nuevos problemas. Las propiedades que pasan de mano a causa de las guerras forman parte del espíritu bélico de Occidente, espíritu que se materializa en zonas como Crimea, Alsacia, Lorena y otros enclaves geoestratégicos. Con la formación de las naciones en el s.XIX, fundamentalmente bajo el principio de unidad linguística, poblacional-racial, religiosa y territorial, estos enclaves disminuyen en número.

En el subtítulo valores religiosos, A. escribe sobre la crisis de la religión que persiste en nuestros días. La crisis desde una perspectiva lógica es el distanciamiento entre materia y espíritu. El espíritu no entra en la materia y la materia no tiene espíritu. Esto lo traduce A. como un carácter cerrado y dogmático de las religiones cuyo carácter social es indudable. La crisis de la religión supone nuevos caminos para lograr el equilibrio entre cuerpo y alma, entre forma material y forma espíritual. Como en la revolución rusa del 17, se produce un auge del espiritualismo, que se traduce en un interés por las ciencias ocultas, los hechos sin explicación, la comunicación con el alma de los difuntos o con el más allá. Existe, un escepticismo social de la función de la iglesia católica. Es posible también que la creencia en Dios, haya quedado desprestigiada por los hechos, crisis económica (desempleo), política (fin de viejos partidos), institucional (inoperancia parlamentaria o democrática)... . La nueva desigualdad cuyo origen está en sistemas supranacionales, es también un elemento de desconexión con las creencias religiosas.

Con el subtítulo los valores morales, la buena voluntad, la conciencia moral y la prudencia, A. se pregunta de nuevo por las fuentes de la moral para regresar otra vez a la buena voluntad de Kant o el hecho linguístico de tener expresiones como las británicas have to, ought to y must, para comunicar tener que hacer algo, deber hacer algo, es decir para graduar el rango o fuerza moral de una expresión. Pero también encontramos otras expresiones como I´m obliged to, estoy obligado a y algunas otras de contenido moral. El sentimiento del deber, una moral militar, va unido al remordimiento o mala conciencia, en caso de incumplir el precepto, relacionado normalmente con el mal o pecado religioso. Y todo ello, porque el sentimiento no es suficiente o no se ha desarrollado o articulado una imagen lógica de los hechos. Y si se ha articulado, se ha optado por el incumplimiento, al actuar precisamente un principio de conservación. A ésto A. lo denomina prudencia. Ya Freud, en su Psicología de las masas y análisis del yo, escribía acerca de las fuerzas que evitaban la disolución de las estructuras militares y eclesiásticas.

Entre un tengo que hacer y debo hacer, existe una guía, una conciencia individual y social en el segundo caso y una actividad programada en el primero. Y posteriormente A. menciona una casuística, una ética normativa que se revela insuficiente para guiar moralmente al individuo y la sociedad, lo que supone, un análisis adicional de cada hecho moral. Una ética del caso, es también necesaria cuando el derecho positivo se ve incapaz para juzgar, lo que representa un conflicto social, al estar el sentimiento popular en contra del articulado legal. Parece como si no pudiéramos adentrarnos en las claves de la conducta humana, como si hubiera todavía nuevos campos por descubrir.

Doy por finalizada esta entrada. 23/01/2019

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