(c) De lógica, ética y moral XII
A. titula el capítulo VII, Pluralidad de usos y analogía del concepto de bueno. El principio que rige el Estado, es, sin duda, el principio de unidad. Uno de los problemas actuales es el de igualdad de género que reclama para la mujer los mismos derechos que tiene el hombre. En Arabia Saudí, en guerra contra su vecino Yemen, la mujer ha sido legalmente autorizada para conducir coches. Todas las iniciativas relacionadas con la igualdad de género se originan en el mundo de la política cuyos principios son la libertad y la igualdad. Sin embargo, los principios de economía suponen un revés para estas reinvindicaciones, en algunos casos, feministas. El trabajo de la mujer dentro de la familia no puede ser remunerado ya que si fuera así, la familia nuclear no respetaría el principio de conservación y la sociedad observaría una modificación de su estructura social. La familia, si la mujer tuviera un salario por sus trabajos en el hogar, pasaría, desde una perspectiva empresarial, a ser una empresa y no una estructura de colaboración entre sus miembros. Cualquier cambio en este sentido representa un schock psíquico, una modificación del yo histórico masculino. En el derecho romano, el marido tenía sobre la mujer derecho de vida y muerte.
De la misma forma, los principios políticos presionan para que el hombre asuma unos roles normalmente dedicados a la mujer en el caso de que ésta trabaje fuera del hogar. En estos casos, las funciones de la familia disminuyen ya que los hijos realizan actividades fuera del hogar como estudiar, jugar, practicar deporte, comer...etc. Ciertamente, el principio de conservación se pone en marcha, de alguna manera, para compensar la presión del principio de igualdad. El hombre, en estos casos, adquiere roles femeninos, contemplados legalmente como los permisos por paternidad y la mujer adquiere roles masculinos convirtiéndose en empresaria, científica, política o directora. Y todo esto tiene que ser compatible con los principios de la psicología que demandan un equilibrio psíquico entre el principio del placer y el principio de la realidad. También es cierto que cualquier cambio social humano está inmerso dentro de un planeta regido por principios físicos y químicos que determinan una evolución biológica. En este caso, cualquier cambio social no puede poner en peligro el principio de conservación del sistema.
No existe una jerarquía de principios o axiomas, aunque sí existe una jerarquía social o una sociedad estratificada o dividida en clases. En la Edad Media, la clase social militar era la aristocracia y en el s. XX, se anuló el reclutamiento o servicio militar obligatorio para dar paso a una profesionalización del arte militar, una división más del trabajo. De la misma forma que en un hormiguero, cada miembro tiene una función desde su nacimiento y la existencia de cada clase social, tiene que obedecer a la consecución o realización de algún principio sociológico o militar. El hombre avanza si todos los principios implicados entran en fase, es decir, no se oponen unos a otros y se mueven en la misma dirección. En la revolución francesa, los principios de libertad e igualdad defendidos no se oponían a los demás. De hecho posibilitan su reforzamiento, al convertirse Napoleón en emperador.
En el capítulo VIII, titulado Los principios de la moral y la empresa de la moralización, A. utiliza el vocablo principio en un sentido no lógico, por lo que se aleja completamente de un lenguaje operativo o de una solución concreta y eficaz de los problemas sociales. Antiguamente principles o principios era sinónimo de fuente u origen, sources. Considera principios de la historia de la ética, a las virtudes elevadas como la valentía, la grandeza del alma o la mística y también la laboriosidad, el way of life o la ley natural. Y aquí podríamos criticar, por qué no, la ética científica que bajo un pseudoprincipio catastrofista, explica la desaparición de los dinosaurios a través de una hecatombe planetaria.
Doy por finalizada esta entrada. 03/01/2019
A. titula el capítulo VII, Pluralidad de usos y analogía del concepto de bueno. El principio que rige el Estado, es, sin duda, el principio de unidad. Uno de los problemas actuales es el de igualdad de género que reclama para la mujer los mismos derechos que tiene el hombre. En Arabia Saudí, en guerra contra su vecino Yemen, la mujer ha sido legalmente autorizada para conducir coches. Todas las iniciativas relacionadas con la igualdad de género se originan en el mundo de la política cuyos principios son la libertad y la igualdad. Sin embargo, los principios de economía suponen un revés para estas reinvindicaciones, en algunos casos, feministas. El trabajo de la mujer dentro de la familia no puede ser remunerado ya que si fuera así, la familia nuclear no respetaría el principio de conservación y la sociedad observaría una modificación de su estructura social. La familia, si la mujer tuviera un salario por sus trabajos en el hogar, pasaría, desde una perspectiva empresarial, a ser una empresa y no una estructura de colaboración entre sus miembros. Cualquier cambio en este sentido representa un schock psíquico, una modificación del yo histórico masculino. En el derecho romano, el marido tenía sobre la mujer derecho de vida y muerte.
De la misma forma, los principios políticos presionan para que el hombre asuma unos roles normalmente dedicados a la mujer en el caso de que ésta trabaje fuera del hogar. En estos casos, las funciones de la familia disminuyen ya que los hijos realizan actividades fuera del hogar como estudiar, jugar, practicar deporte, comer...etc. Ciertamente, el principio de conservación se pone en marcha, de alguna manera, para compensar la presión del principio de igualdad. El hombre, en estos casos, adquiere roles femeninos, contemplados legalmente como los permisos por paternidad y la mujer adquiere roles masculinos convirtiéndose en empresaria, científica, política o directora. Y todo esto tiene que ser compatible con los principios de la psicología que demandan un equilibrio psíquico entre el principio del placer y el principio de la realidad. También es cierto que cualquier cambio social humano está inmerso dentro de un planeta regido por principios físicos y químicos que determinan una evolución biológica. En este caso, cualquier cambio social no puede poner en peligro el principio de conservación del sistema.
No existe una jerarquía de principios o axiomas, aunque sí existe una jerarquía social o una sociedad estratificada o dividida en clases. En la Edad Media, la clase social militar era la aristocracia y en el s. XX, se anuló el reclutamiento o servicio militar obligatorio para dar paso a una profesionalización del arte militar, una división más del trabajo. De la misma forma que en un hormiguero, cada miembro tiene una función desde su nacimiento y la existencia de cada clase social, tiene que obedecer a la consecución o realización de algún principio sociológico o militar. El hombre avanza si todos los principios implicados entran en fase, es decir, no se oponen unos a otros y se mueven en la misma dirección. En la revolución francesa, los principios de libertad e igualdad defendidos no se oponían a los demás. De hecho posibilitan su reforzamiento, al convertirse Napoleón en emperador.
En el capítulo VIII, titulado Los principios de la moral y la empresa de la moralización, A. utiliza el vocablo principio en un sentido no lógico, por lo que se aleja completamente de un lenguaje operativo o de una solución concreta y eficaz de los problemas sociales. Antiguamente principles o principios era sinónimo de fuente u origen, sources. Considera principios de la historia de la ética, a las virtudes elevadas como la valentía, la grandeza del alma o la mística y también la laboriosidad, el way of life o la ley natural. Y aquí podríamos criticar, por qué no, la ética científica que bajo un pseudoprincipio catastrofista, explica la desaparición de los dinosaurios a través de una hecatombe planetaria.
Doy por finalizada esta entrada. 03/01/2019
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