(c) De ética, lógica y moral XXVII

En el subtítulo pluralismo moral y ética cívica, A. escribe que toda afirmación moral es parcial, relacionando convivencia, diálogo y dignidad, sin aludir explícitamente a una moral cristiana de amor a los demás y hacia uno mismo. La convivencia dentro de una pluralidad moral es falsa y cierta a la vez. Existe una moral social, un principio de unidad moral, una intersección entre política, religión y cultura. La moral cívica procede de civis, ciudadano en latín. El objeto ciudad impone o está subordinado a un sujeto. Cada ciudad desarrolla unos mores, unas costumbres y una idiosincracia específica que nace de la historia de la forma de ser y de hacer, de una arquitectura o de un emplazamiento. Las ciudades costeras son, casi siempre más liberales en el sentido afectivo y material que las ciudades de interior, por ejemplo.

La convivencia representa un equilibrio entre espacio privado y espacio público. La dignidad es, hasta cierto punto, establecida por la expansión o contracción económica, lo que exige escribir sobre la pobreza, en su aspecto institucional y estructural. Aunque se habla de dignidad para referirse a determinados colectivos, como las personas discapacitadas, los mayores, el desempleo de larga duración, el trabajo a destajo o la explotación infantil. A. otorga importancia al diálogo que normalmente sólo es eficaz en grupos que pertenecen a la misma clase social. En cualquier otro caso, el principio de unidad, la convivencia sólo es posible alrededor de un pensamiento político, una bandera, idea concreta u objetivo material. El diálogo está relacionado con un lenguaje y el lenguaje es para la sociedad nacional, el mismo y distinto, simultáneamente. La diferencia linguística revela una diferencia en pensamiento y sentimiento.

La convivencia exige una forma de vestir, un nivel cultural o educativo, una higiene, así como una compatibilidad entre gustos y ocio, música, televisión, comida, horarios...etc. sin olvidar una aceptación de las normas de convivencia y de una distribución de tareas o roles de cada individuo dentro de un grupo. Lo incívico es lo contario de lo cívico y puede abarcar desde escupir en la calle, utilizar un lenguaje ofensivo, vulnerar los límites de velocidad o aparcar en lugares para minúsvalidos... . Lo incívico es la no ética, como dice A., una minima moralia. Mientras que la no ética representa, en algunos casos, el poder de estado, el incivismo representa, también en ciertos casos, una no ética del poder municipal dentro de un espacio urbano, una irracionalidad. Es, en el resto de casos, como puede ser un atraco a una sucursal bancaria, un ruido callejero por encima de los decibelios permitidos o una agresión contra el mobiliario urbano, un alejamiento del sujeto con respecto al objeto, una anomia.

A. prosigue con el subtítulo moral de la sociedad civil y la democracia como moral. La democracia es una forma política de voluntad popular, una ética. Pero no siempre es ética normativa ya que la norma llamada Constitución, no posee por sí misma fuerza legal o fuerza ejecutiva. La norma determina el derecho a la familia, cuando en muchos lugares subsisten cientos de solteros, el derecho al trabajo, cuando el desempleo es muy alto en algunas zonas de España, el derecho a la intimidad, cuando uno puede ser fotografiado en cualquier lugar y haciendo cualquier cosa, el derecho a la propia imagen, cuando en las empresas se exige a los trabajadores que vayan con uniforme o con traje...etc. El principio de libertad e igualdad incapaz de sincronizar o entrar en fase con el resto de principios, posibilita la existencia de un derecho natural, una moral natural.

Doy por finalizada esta entrada. 24/01/2019

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